Una de las principales ventajas de tener un proyector en casa es que ahorras espacio y dinero. Un proyector ocupa mucho menos que un televisor, y puedes colocarlo en cualquier lugar: sobre una mesa, en el techo, en la pared… Solo necesitas una superficie lisa y blanca para proyectar la imagen, o una pantalla específica si quieres mejorar el contraste y el brillo.
Además, un proyector es mucho más barato que un televisor de gran tamaño. Por ejemplo, un proyector de la marca Wallace con sistema Android incorporado te cuesta solo 299 euros, mientras que un televisor de 65 pulgadas puede costarte más de 1000 euros. Y no solo eso, sino que con un proyector puedes ajustar el tamaño de la imagen según tus preferencias y el espacio disponible, mientras que con un televisor estás limitado por las dimensiones del aparato.
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